A pesar de la reducción de la tasa de crecimiento del 2% al 1,3% entre 1969 y 1999, la población mundial aumenta en alrededor de 77 millones de personas al año y el 95% de ese crecimiento se produce en regiones en desarrollo.
La salud y la longevidad de los habitantes de un país se reflejan en la estructura de su población por edades, es decir, los porcentajes de los diferentes grupos de edad en la población del país. En el gráfico se observan pirámides de población típicas de países de ingreso bajo o menos desarrollados, e ingreso alto o más desarrollados, en 1995, y su proyección para 2025. La forma de las pirámides correspondientes a los países de ingreso bajo indica tasas de natalidad más altas, tasas de mortalidad más elevadas también (particularmente entre los niños) y menor esperanza de vida.
En los países de ingreso bajo más de un tercio de la población tiene menos de 15 años, frente a menos de un quinto en los países de ingreso alto. Desde una perspectiva demográfica, ello implica que los grupos que lleguen a la edad reproductiva van a ser más numerosos y el aumento en el número de padres superará la disminución en el promedio de hijos por familia. Debido a este fenómeno, conocido como momento de la población, las tasas de natalidad se mantendrán altas, aun cuando la fecundidad disminuya.
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